martes, 6 de noviembre de 2007

Dolores inexplicables

Todos, en algún momento, nos hemos visto afectados por algún tipo de molestia o dolor al que no encontramos explicación alguna...

Autor: Silvia Beatriz Celcer

Al sentir un síntoma cuyo origen no identificamos inmediatamente, nos invade el temor. Desde luego, la mayor parte de las veces no hay motivo para alarmarse, pero... ¿cómo podemos saberlo?.

Vamos a analizar, en una serie de notas de interés general, situaciones que –de una forma u otra- pueden afectar su salud.

Comenzamos con esos dolores misteriosos que se manifiestan en un momento dado, a los cuales se les debe prestar atención inmediata.

Tengamos presente que las enfermedades avisan, y si detectamos sus primeros síntomas, fácilmente podemos tratarlas.

La Medicina actual ha alcanzado un grado de desarrollo tal que permite controlar situaciones que hasta no hace mucho podían transformarse en mortales.

Sólo es preciso identificarlas a tiempo... ¡y ello depende de Usted!

MOLESTIAS CONTINUAS EN EL ESTOMAGO
Son muchos los desajustes estomacales que se pueden presentar: una indigestión que no cede, acompañada por náuseas y gases continuos; tal vez sintamos un dolor persistente, y es normal que pensemos lo peor: una tumoración maligna, úlcera, tal vez hepatitis.

Lo más probable es que esas molestias se deban a un exceso de ácidos gástricos, causados por el estrés, la ansiedad, conflictos en el hogar o el trabajo, situaciones que nos afectan a todos en el mundo actual, y sobre las cuales tenemos escaso control, y altamente limitado.

Desde luego, al suponer que sus síntomas son graves, es natural que se sienta peor.

¿A qué se pueden deber esos síntomas?

· A comer apresuradamente. Los alimentos que permanecen poco tiempo en la boca, no se llegan a saturar debidamente de saliva, que es un elemento que ayuda a hacer una mejor digestión.

· A las irregularidades en los horarios de las comidas. En muchas ocasiones, debido a las presiones a 1as que estarnos sometidos, no comemos siempre a la misma hora, e inclusive nos saltamos una comida. EI sistema digestivo –que se acostumbra fácilmente a un horario y cuando este se descontrola nos sentimos mal.

· A las comidas pesadas, saturadas de grasas y salsas. Desde luego, no son fáciles de digerir.

· A las aspirinas y antiinflamatorios, que irritan las paredes del estómago.

¿Qué hacer?

Es fundamental normalizar los horarios de las comidas, reducir el consumo de aspirinas y antiinflamatorios, y comer más lentamente (masticando bien los alimentos).

En poco tiempo Ud. comprobará que los trastornos estomacales están nuevamente bajo control.

Y, por supuesto, es esencial que reduzca el nivel de tensión y ansiedad al que está sometido.

El estrés puede afectar sus procesos digestivos.

Una consulta a su médico clínico de confianza, y una consulta de evaluación psicológica, que le ayuden a ubicar la causa del problema nunca estarán de más.

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